Martes 1 de julio de 2014. XIII semana del Tiempo Ordinario.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.

De pronto se levantó un temporal tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él

dormía.

Se acercaron los discípulos y lo despertaron gritándole:

–¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!

El les dijo:

–¡Cobardes! ¡Qué poca fe!

Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.

Ellos se preguntaban admirados:

–¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!. (Mt. 8, 23-27)

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Sin Cristo, las olas se encrespan, la barca se hunde, los discípulos tiemblan. Con Cristo se

hace la paz, la nave de Pedro navega ofreciendo el mensaje evangelizador y los discípulos

se hacen ministros de la palabra, de los sacramentos y de la caridad, son hombres de fe en

Jesucristo. Una vez más se comprende que, aunque la nave de la Iglesia sea frágil, el Santo

Timonel está lleno del poder de Dios.

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