Martes 17 de julio de 2012. 15ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del santo Evangelio según San Mateo

 

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido:

–«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida!

Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.

Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.

Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo?

Bajarás al Abismo.

Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.

Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti.» (Mt. 11, 20-24)

 

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Ante Dios, que no para de hacer milagros, que sigue hablando a nuestro corazón, respondemos con indiferencia. La verdad es que muchas veces nos quedamos en palabras bonitas, nos admiramos de hechos extraordinarios, pero no pasamos de esa admiración. Nuestro corazón sigue endurecido, quizá como la gente de Corazaín, Betsaida y Cafarnaún; o peor que ellos todavía, porque creemos que ya estamos salvados. Jesús probablemente nos preguntará por lo que pudimos hacer y no hicimos, por no haber sido solidarios con los más necesitados, por nuestro corazón que se endureció, por nuestro egoísmo y por nuestra falta de amor.

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