Martes 17 de noviembre de 2015. Santa Isabel de Hungría

Lectura del santo Evangelio según San Lucas

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.

Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.

Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:

–Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.

El bajó en seguida, y lo recibió muy contento.

Al ver esto, todos murmuraban diciendo:

–Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.

Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor:

–Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.

Jesús le contestó:

–Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán.

Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido. (Lc. 19, 1-10)

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A su tiempo oíste las parábolas de la preocupación por lo perdido y de la alegría por lo encontrado, de los pecadores y del gozo de Dios cuando se convierten: la oveja, la moneda, el hijo. Hoy has oído que se habla de un recaudador, un publicano, un proscrito, un perdido, a quien Jesús viene a buscar, para que la salvación entre en la casa y familia de ese hombre y haya alegría nueva entre los ángeles de Dios. Hoy has oído que se habla de ti y de tu Dios: El que te amó primero, envió a su Hijo, que trae a tu casa la vida eterna y que lleva al cielo la alegría por tu fe y tu salvación. Deja que te encuentre tu Salvador, y da gracias porque te ha buscado.

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