Lectura del Santo Evangelio según San Mateo
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
–«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor. (Mt. 1, 16. 18-21. 24a)
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La virtud extraordinaria de San José está en su fe, en su capacidad de fiarse de Dios y en la disponibilidad a seguir los impulsos de la gracia. La prudencia, la sabiduría y paciente espera de José lo elevan a una categoría de hombre en cuyo ser no hay miedos, sino la firme adhesión al proyecto de Dios sobre los hombres. La contribución de San José a la historia de la salvación se envuelve en la modestia en que los grandes espíritus suelen desaparecer para que Cristo sea glorificado.
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