Martes 2 de diciembre de 2014. I semana de Adviento

Lectura del santo evangelio según san Lucas

 

En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús:

–«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.

Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.

Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.»

Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:

–« ¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.»  (Lc. 10, 21-24)

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Dichosos los que ven con ojos sencillos, pues son los que más luz tienen para comprender los misterios de Dios. No porque hagan razonamientos sobre las grandes verdades, sino porque ven allí la presencia de Dios, que todo los puede y justifica. Vino a los suyos y no le reconocieron. Ni querían vivir bajo la luz. Preferían las tinieblas de su propio orgullo.

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