Lectura del santo evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
–Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas: Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle, apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela: os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y si llega entrada la noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos. (Lc. 12, 35-38)
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«Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.» Podríamos decir que estas palabras del salmo expresan el proyecto de vida de Jesús de Nazaret, y que, en la realización de ese proyecto, en la fidelidad de Jesús a la voluntad del Padre, está la fuente de donde desborda sobre nosotros la benevolencia y el don de Dios. En la obediencia de Cristo está nuestra vida; de su fidelidad brota para todos un derroche de gracia y el don de la salvación. Pero también puedes decir que las palabras del salmo interpretan justamente el mandato que recibimos del Señor en el evangelio: «Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas.» Estaremos en vela si con Jesús decimos «Aquí estoy».
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