Lectura del santo Evangelio según San Juan
Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
–«Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: «Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo.» Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel.»
Y Juan dio testimonio diciendo:
–«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:
«Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo.»
Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.». (Jn. 1, 29-34)
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No hay misión sin visión. Juan ve que Jesús se acerca a él. A nosotros también se nos acerca Jesús a través de sus sacramentos litúrgicos y existenciales (su comunidad, los necesitados, aquellas personas a las que amamos). Ese encuentro está pidiendo el testimonio para darlo a conocer, para que todos sepan que es Él quien quita el pecado del mundo. Juan vio al Espíritu Santo posarse sobre Jesús. También a nosotros nos es dado descubrir en los sacramentos la presencia poderosa del Espíritu. Allí dónde está el Espíritu todo es posible, todo se recrea y renace. Ser videntes para ser testigos.
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