Martes 30 de septiembre de 2014. San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas

 

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante.

De camino, entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no le recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.

Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron:

-Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?

El se volvió y les regañó, y dijo:

–No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos.

Y se marcharon a otra aldea (Lc. 9, 51-56)

 

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Parece como si la tentación a la prepotencia y la venganza estuvieran siempre agazapadas y esperando el momento de actuar. ¡Fuego contra esos malvados! Pero si lo vuestro es ser los últimos y perdonar siempre, y devolver bien por mal. La peor humillación no es la del desprecio de los otros, sino la de la claudicación de la identidad cristiana.

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