Martes 6 de octubre de 2015. XXVII semana del Tiempo Ordinario

Lectura del santo Evangelio según San Lucas

 

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:

–Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.

Pero el Señor le contestó:

–Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán. (Lc. 10, 38-42)

 

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«Desde lo hondo a ti grito, Señor.» Desde el abismo de mi pecado sube hasta el cielo el clamor de mi voz. Desde lo hondo grito a mi Dios porque sé que Él está muy cerca de mí. Grito porque temo que el Señor lleve cuentas de mi pecado, grito porque espero que no las lleve. Yo dije: «Señor, escucha mi voz.» Y Tú me visitaste con tu compasión. Por tu gracia pude recibirte en mi casa, gozar de tu compañía, sentarme a tus pies a escuchar tu palabra, preparar para ti una mesa de amor y agradecimiento.

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