Lectura del santo Evangelio según San Juan
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
– «Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis
venir vosotros.»
Y los judíos comentaban:
– «¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: «Donde yo voy no podéis venir vosotros»?»
Y él continuaba:
– «Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo
no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis por vuestros pecados: pues,
si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados.»
Ellos le decían:
–«¿Quién eres tú?»
Jesús les contestó:
– «Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo. Podría decir y condenar muchas
cosas en vosotros; pero el que me envió es veraz, y yo comunico al mundo lo que he
aprendido de él.»
Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús:
– «Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy, y que no hago nada por mi
cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo,
no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada.»
Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él. (Jn. 8, 21-30)
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Jesús es el logos (la Palabra) que entra en “dia-logo”. Es admirable el diálogo que
hoy proclama el Evangelio y que concluye con esta expresión: “al decir Jesús estas
cosas, muchos creyeron en Él” En el diálogo con sus interlocutores, Jesús presenta
magistralmente cual es su relación con Dios y cual es el proyecto de Dios. Aunque el
diálogo es, al principio, duro, poco a poco se abre a nuevas perspectivas: “reconoceréis
que Yo soy… que quien me ha enviado está conmigo”. Con Jesús se puede dialogar sin
censura. Al final su Palabra ilumina nuestros pensamientos y palabras.
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