Jueves 18 de septiembre de 2014. XXIV semana del Tiempo Ordinario. Primer día del Triduo de Ntra. Sra. de los Dolores.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas

 

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume, y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado, se dijo:

–Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.

Jesús tomó la palabra y le dijo:

–Simón, tengo algo que decirte.

El respondió:

–Dímelo, maestro.

Jesús le dijo:

–Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?

Simón contestó:

–Supongo que aquel a quien le perdonó más.

Jesús le dijo:

–Has juzgado rectamente.

Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:

–¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella en cambio me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella en cambio me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo, sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor: pero al que poco se le perdona, poco ama.

Y a ella le dijo:

–Tus pecados están perdonados.

Los demás convidados empezaron a decir entre sí:

–¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?

Pero Jesús dijo a la mujer:

–Tu fe te ha salvado, vete en paz.. (Lc. 7, 36-50)

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La mujer sería de mala fama, pero anda que el fariseo… Aquella llora sus pecados; el fariseo pone en duda la credibilidad de Jesús. El amor borra muchos pecados. Perdona siempre. Más importa el amor del ofendido, Jesús, que la cantidad de las deudas a pagar. El fariseo condena. La mujer es humilde y suplica. Jesús acoge y bendice la fe de esta mujer

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