Hermandad del Santísimo Sacramento y Ánimas Benditas

Esta Hermandad Sacramental tiene su origen en la desaparecida Iglesia Parroquial de Santa Cruz, situada en buena parte del solar que hoy ocupa la plaza de igual nombre, la cual fue derribada en 1.810. No se sabe con certeza el año de su fundación, pero se puede pensar nacida como consecuencia del desarrollo devocional inspirado por Doña Teresa Enríquez en pro de fomentar la adoración a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar, allá a comienzos del siglo XVI. Diversas circunstancias que se dieron en el auge de la hermandades sacramentales sevillanas en general, pueden hacer pensar en su casi segura existencia a finales del siglo citado. Los datos fehacientes de la existencia de esta Institución, se sitúan en el concreto año de 1.628 en la que se dispone a la construcción de una capilla para instalar en ella el sagrario parroquial, la cual fue ampliada en 1.681.

La desparecida Iglesia de Santa se creó como ayudantía de la Parroquial del Sagrario, por lo que estuvo controlada y visitada por los miembros del Cabildo Catedralicio. Igualmente la Sacramental, como ente indisolublemente unido a la parroquia, también lo estaría en ciertos aspectos relacionada a la Sacramental del Sagrario. Su misión fundamental como todas las hermandades de su estilo, era la de dar culto al Santísimo, organizar la llamada procesión de impedidos, el montaje y desmontaje del monumento del Jueves Santos, y asistir a la procesión del Corpus; además como Hermandad de Ánimas, había de cuidar del entierro de sus hermanos y que se le oficiaran las misas que tenían establecida para el bien de sus almas.

Se sabe que hacia 1.755 su capilla estaba en la nave del evangelio del desaparecido templo de Santa Cruz, poseyendo reja de hierro y acceso a la cripta situado ante la misma. Igualmente se conoce la existencia de un lienzo sobre el retablo dedicado al Espíritu Santo, figurando además varios cuadros, destinados a la Vida de la Virgen, a la Virgen de los Reyes, San Gregorio, la Verónica, Ánimas del Purgatorio, San Miguel, la Cena, y otros dedicados a temas marianos. También le pertenecieron una imagen del Niño Jesús y otra de San Juan Bautista. Todas estas piezas, tanto pinturas como imágenes se fueron incorporando a los bienes de Hermandad en distintas épocas. Poseía igualmente una Custodia de la cual no se tienen noticias para poder describirla, y un palio procesional con sus correspondientes seis varas. Se contabiliza también dentro del ajuar un guión sacramental principal y otro secundario para uso más común, así como un juego de dos ciriales cincelados en plata que se conservan en la actualidad, y un paño mortuorio que identificamos con el que cuelga de una de las paredes de la sacristía de la actual Iglesia Parroquial de Santa Cruz.

A juzgar por los datos que se conocen, no parece que la Sacramental de Santa Cruz fuese una Institución ni de fuerte, ni tan siquiera mediana economía, pero sí con capacidad suficiente para llevar a cabo sus obligaciones con la dignidad necesaria.

Una vieja aspiración de los hermanos que regían la Hermandad a principios del siglo XVIII era trasladar el sagrario a otra capilla. Este proyecto se sustentaba en que la utilizada hasta ese momento quedaba cercana a la puerta principal del templo, de forma que los fieles que se dirigían al altar mayor a oír misa, o al rezo del Santo Rosario, daban la espalda al sagrario. Tras estudiarse la posibilidad de trasladarse a la capilla llamada del Descendimiento, así denominada por encontrarse en ella el famoso cuadro de Pedro de Campaña, determinan el 15 de Septiembre de 1.709 solicitar una de las capillas laterales existentes en la nave del evangelio a su propietario Don Martín Auñón Torregrossa y Monsalve, quien accede a ello; sin embargo el traslado se retrasó, no teniendo lugar al menos de forma definitiva hasta 1.745, tras haber reformado la Hermandad el retablo en el que se veneraba la imagen de un Crucificado, para lo cual precisó la actuación del ensamblador Felipe Fernández del Castillo, el dorador Juan Moreno, y el pintor Pedro Tortolero. Fue así como la Sacramental continuó su andadura en la capilla que se llamó de los Torregrossa, también de los Auñón, y también del Santo Cristo por el Crucifijo en ella venerado.

En tal situación siguió la Hermandad Sacramental hasta el derribo de la Iglesia como ya dijimos en 1.810, en cuyo 11 de Julio la sede parroquial fue instalada en el templo de los Clérigos Menores – actual de Santa Cruz -, el cual había sido expropiado por los franceses a dicha Orden. En este templo el sagrario había estado en tiempo de los Menores en el retablo existente en testero del crucero del lado del evangelio, pero las pretensiones de la Hermandad de seguir utilizando tal retablo se vieron frustradas, ya que en tal sitio se había instalado la Hermandad de la Coronación de Espinas (El Valle), por lo que obtuvo permiso para que el sagrario fuera colocado en el retablo frontero, perteneciente a la Hermandad de Nuestra Señora de la Paz, lo que aceptaron los miembros de esta Hermandad sin ningún inconveniente, dado que la mayoría de sus hermanos también pertenecían a la Sacramental. Al ser restituida la iglesia a sus legítimos dueños tras la expulsión del invasor, la sede parroquial se instala provisionalmente en el oratorio del Hospital de los Venerables Sacerdotes, para volver definitivamente a la antigua Iglesia de los Menores – expropiada esta vez por la desamortización de Mendizábal -, el 29 de Junio de 1.840. De esta forma la Sacramental siempre unida a los destinos de la Parroquia queda establecida en el nuevo templo, siendo su Cabildo el encargado de organizar la procesión de traslado.

Al haberse trasladado ya por aquel entonces la Hermandad de la Coronación de Espinas a otro templo, no hubo inconveniente para que el sagrario se instalara en el retablo antes pretendido. Con posterioridad, hacia 1.880, se produjo la sustitución del antiguo retablo por el actual, procedente de la desaparecida iglesia del convento de Nuestra Señora de la Asunción.

Al principio del siglo XX, la situación económica de la Sacramental no era desahogada; mucho menos lo era la de otra Hermandad establecida en el mismo templo de Santa Cruz: la de Nuestra Señora de la Paz. Se comienza a hablar de la posibilidad de la unión de ambas corporaciones, opción auspiciada por el Padre Arellano, Cura Párroco de Santa Cruz. Por fin, en Cabildo celebrado el 13 de Enero de 1.907 con la presencia de seis hermanos, el citado Párroco da lectura al acta de fusión de las dos Hermandades, que aprobado por la autoridad eclesiástica, lleva fecha de 7 de Enero de 1.907. DE acuerdo con este decreto, el título de la Corporación pasará a ser el de Hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de la Paz.

Sobre el Autor