Sta. María de la Antigua

La Hermandad de Santa Cruz incorpora el título de Santa María de la Antigua en época muy reciente, concretamente en […]
Virgen de la Antigua

Virgen de la Antigua

La Hermandad de Santa Cruz incorpora el título de Santa María de la Antigua en época muy reciente, concretamente en el pasado 2.003, y en el transcurso de nuestro relato iremos viendo como se desarrollaron lo hechos para que ello llegara a ocurrir. Refiriéndonos a la Imagen de esa advocación, diremos que fue la primera talla de Maria a la que veneró la Hermandad bajo el título de Nuestra Señora de los Dolores, y con la que procesionó en su primera salida ocurrida el Martes Santo 18 de Abril de 1.905. De esta primera Dolorosa se deja constancia en el libro de actas de la Cofradía, que indica que en el paso la “… imagen de la Virgen iba de rodillas y abrazada a la cruz, habiendo sido construida por el escultor sevillano Emilio Pizarro y Cruz”. Sabemos también que iba “… de rodillas y abrazada al madero…”. El primer testimonio gráfico del único paso que por aquel entonces sacaba la Hermandad – una fotografía realizada entre 1.906 y 1.910 -, puede observarse efectivamente a la Virgen de los Dolores – que era como entonces se advocaba -, a los pies del Cristo de las Misericordias, y abrazada a la cruz por su parte posterior.

El conocimiento de este testimonio gráfico, – recordamos que fechado entre 1.906 y 1.910 -, y el comprobar que la Dolorosa que en el mismo aparece es la actualmente titulada de la Antigua, hace que no se dude que estamos hablando de aquella primera imagen de María que poseyó la Hermandad, y que por tanto gubiara Emilio Pizarro y Cruz. Efectivamente, de que esta era la Imagen usada por la Cofradía en sus salidas procesionales nos dejan constancia diferentes diarios, como “El Noticiero Sevillano” de 1.906, 1.907 y 1.908; “El Porvenir” de 1.907, 1.908, y 1.909; y “El Liberal” de 1.915. Igualmente, Luis Porto recoge lo mismo que estos diarios en 1.916.

Curiosamente y en contra de lo que hayamos podido pensar, la Hermandad de Santa Cruz se planteó desde sus más remotos orígenes la posibilidad de sacar un paso de palio; incluso en la primeras Reglas se plantea cómo modificar el orden de la procesión en caso de que esto sucediera. Dejando aparte la mala situación económica de la Cofradía, no debe sorprendernos por tanto que al inicio del tercer lustro del siglo XX, se apruebe en Cabildo de Oficiales la construcción de un paso de palio, lo cual no solo no se llevó a efecto, si no que por el contrario en aquellos tiempos la Cofradía quedó casi extinguida poco después. Reorganizada en 1.917, al año siguiente se acuerda realizar una serie de proyectos importantes en el plazo de tres años, encontrándose entre ellos nuevamente la construcción del paso de palio, y el “… poner a la Virgen de pie” . Por tal motivo la Hermandad consigue una imagen de Dolorosa que se encontraba sin culto en la Iglesia Parroquial de la Magdalena para que salga arrodillada a los pies del Crucificado, de forma que durante el Martes Santo de 1.929 y 1.921 no procesionó la primitiva talla.

Descartada la idea del paso de palio, la Cofradía centra sus esfuerzos en construir un nuevo paso de Cristo, el cual se estrena el Martes Santo de 1.922, de cuyo acontecimiento también existe una valiosa fotografía. Pero curiosamente, la primitiva Dolorosa de Pizarro no figura en ella, si no una imagen que había cedido para sus cultos a la Hermandad un feligrés de nombre Fernando Ybarra Llorente. Opinamos que la incorporación de esta nueva Imagen obedeció a dos motivos importantes: el primero el preservar a la primitiva Dolorosa para cuando nuevamente se pensara en un paso de palio, y el no hacer un desaire a personaje tan importante en la feligresía como era el Sr. Ybarra.

Al poco tiempo la Hermandad volvió a usar su primera Dolorosa – la tallada por Pizarro -, lo cual ocurrió como muy tarde en 1.926. Esto se puede asegurar ya que existe una fotografía del altar de Quinario en el que figura dicha Imagen a los pies del Cristo de las Misericordias, la cual fue realizada en el Oratorio del Hospital de los Venerables Sacerdotes, lugar donde se celebró el Quinario en dicho año por obras en la Iglesia de Santa Cruz. A partir del año referido será siempre esta Dolorosa la que aparezca en los cultos y en el paso, donde es cambiada su ubicación, siendo situada a la izquierda de la imagen del Santo Cristo, y con su mirada dirigida hacia Él.

Transcurridos aproximadamente 30 años en los que fue sacada en procesión la Imagen tallada por Pizarro, es donada a la Hermandad – no cedida como anteriormente lo fue -, la Dolorosa que poseía D. Fernando Ybarra Llorente, la cual sustituiría nuevamente desde ese momento y durante varios años a la Imagen de Pizarro. Esta última desaparece a partir de entonces de la vida de la Hermandad, quedando recogida en la casa del hermano donde habitualmente se encontraba, pasando más tarde a ser guardada en la Iglesia de Santa Cruz.

Envuelta en un paño negro, y guardada en un armario de las dependencias superiores del templo de Santa Cruz, permaneció durante algo más de 20 años la primitiva Dolorosa, hasta que se pensó en ella para que figurara a los pies del Crucificado de las Misericordias en la procesión extraordinaria que se iba a celebrar para conmemorar el 75º aniversario fundacional de la Hermandad. Tras ser reparada y restaurada superficialmente por el imaginero Francisco Buiza, volvió a procesionar con motivo de la efemérides antes citada a finales de Octubre de 1.979. Aquella recuperación – aunque solo fuera por un día -, de la desaparecida estampa de la Virgen arrodillada ante el Cristo de las Misericordias causó ciertamente impacto: a los mayores por nostálgica, a los jóvenes por novedosa, pues el misterio se había desecho en 1.963. Concluidos los fastos de la celebración, la primitiva Dolorosa, ya no fue guardada en ningún armario, si no que debidamente exornada, se colocó en la sala de exposición de la Hermandad.

Transcurridos dieciséis años, la Junta de Gobierno que había tomado posesión en Octubre de 1.994, acuerda la celebración anual de un ciclo cultural en el mes de Mayo en el Oratorio de la Escuela de Cristo. Para la inauguración de este evento, se decide engalanar esta Capilla, y colocar presidiendo los actos a la primitiva Dolorosa. Este hecho propició que antiguos hermanos se reencontrase con la antigua Imagen, que otros de más reciente incorporación la conocieran después de haber oído hablar de ella, y que los más jóvenes preguntaran qué Virgen era aquella. Transcurrido el Ciclo, la Imagen fue devuelta a la sala de exposición, a la vez que se comienza a contemplar por parte de algunos miembros de Junta la posibilidad de devolver al culto la primitiva Virgen de Pizarro. Como consecuencia de todo ello, se acuerda en Cabildo de Oficiales restituir al culto en el momento que sea posible a la Dolorosa, estudiándose la posibilidad de que se le impusiera la nueva advocación de la Antigua.

Consciente la Junta de Gobierno de que la Imagen no se encontraba en óptimo estado, es entregada en 1.997 al restaurador de obras de arte Fernando Fernández Goncer, quien realizó un impecable trabajo. La imagen es devuelta a la Hermandad en Mayo de 2.001, siendo presentada a los hermanos con motivo de una conferencia que precisamente trataba sobre las dolorosas que habían procesionado con la Cofradía a lo largo de su historia. Para tal ocasión, la Virgen fue colocada a los pies del Cristo de las Misericordias, en su propio retablo, pero esta fue una ubicación momentánea, ya que no era el sitio idóneo por falta material de espacio. Para resolver la situación se consiguió permiso del Párroco de Santa Cruz para colocar a la Imagen sobre una mesa de altar situada a la izquierda del retablo del Cristo de las Misericordias, sirviéndole de fondo una tela aterciopelada. Así, de esta forma tuvo la primitiva Virgen de los Dolores su primer altar en la Iglesia de Santa Cruz.

Creyéndose llegado el momento oportuno, en Mayo de 2.003 en Cabildo de Oficiales se decide retomar aquel acuerdo de fecha 22 de Abril de 1.997 sobre la restitución al culto de la Virgen, acordándose que así fuera, ubicarla permanentemente en la Iglesia, e imponerle la advocación de Santa María de la Antigua como nueva Titular de la Hermandad. Todo ello es refrendado a finales del citado mes por el correspondiente Cabildo General Extraordinario, y posteriormente aprobado por la Autoridad Eclesiástica. Seguidamente y gracias a la generosidad del Párroco de Santa Cruz D. Pedro Ybarra Hidalgo, se obtiene permiso para labrar retablo en el mismo lugar donde había estado la imagen hasta ese momento sobre una sencilla mesa de altar. La bendición del retablo la celebra el sacerdote hermano de Santa Cruz D. Isaac Morillo de los Santos el 28 de Octubre de 2.003. Cumplido el proyecto apoyado por tres juntas de gobierno diferentes, se empieza a crear un ambiente propicio para devolver a la primitiva Dolorosa – ahora advocada de la Antigua -, al paso del Santísimo Cristo de las Misericordias. Haciéndose eco de ello, la Junta de Gobierno lo aprueba, llevando el asunto a Cabildo General Extraordinario el 25 de Noviembre de 2.003, donde igualmente se ratifica el acuerdo tomado por el Cabildo de Oficiales. Cumplido todo este proceso, el Martes Santo de 2.004, y coincidiendo con el Centenario fundacional de la Hermandad, se pudo contemplar de nuevo aquel desaparecido misterio de nuestra Semana Santa, en el que la Virgen arrodillada ante su Hijo en la Cruz, queda abatida por el dolor.

Texto: Fernando Yruela Rojas.

Para mayor información, les remitimos al libro Santa Cruz y el Cristo de las Misericordias, editado por Lametrofox/Equipo 28.

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