Lectura del santo Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.
De pronto se levantó un temporal tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él
dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron gritándole:
–¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!
El les dijo:
–¡Cobardes! ¡Qué poca fe!
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados:
–¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!. (Mt. 8, 23-27)
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Sin Cristo, las olas se encrespan, la barca se hunde, los discípulos tiemblan. Con Cristo se
hace la paz, la nave de Pedro navega ofreciendo el mensaje evangelizador y los discípulos
se hacen ministros de la palabra, de los sacramentos y de la caridad, son hombres de fe en
Jesucristo. Una vez más se comprende que, aunque la nave de la Iglesia sea frágil, el Santo
Timonel está lleno del poder de Dios.
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