Martes 10 de octubre de 2017. XXVII semana del Tiempo Ordinario

Lectura del santo Evangelio según San Lucas

 

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:

–Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.

Pero el Señor le contestó:

–Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán. (Lc. 10, 38-42)

 

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Desde entonces, y hasta hoy, siempre el dilema entre oración y contemplación. La primacía es siempre para Dios. Pero sin hipocresías, pues es mentiroso quien hace excusa de la contemplación y se olvida de su hermano. Como también es equívoco el pensar que se puede perseverar en el ejercicio de la caridad olvidándose de Dios.

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