Lectura del santo Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
–«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: «Hijo, ve hoy a trabajar en la viña.» Él le contestó: «No quiero. » Pero después recapacitó y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. El le contestó: «Voy, señor.» Pero no fue.
¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»
Contestaron:
–«El primero.»
Jesús les dijo:
–«Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.». (Mt. 21, 28-32)
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Aunque suene escandaloso, la salvación se promete a un pueblo pobre y humilde que confiará en el Señor. Aunque suene escandaloso, el que hará la voluntad del padre, será el hijo que le contestó: no quiero ir, pero fue. Aunque suene escandaloso, publicanos y prostitutas nos preceden en el Reino de los Cielos. La salvación no se compadece de la soberbia por lo que creemos tener, sino que nos viene por la humildad de la oración, por la conciencia de lo que necesitamos, por la fe que nos lleva a invocar al Señor, a desear su venida, a confesar su bondad. A los satisfechos nos toman la delantera los crucificados.
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