Lectura del santo Evangelio según San Lucas
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:
–Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.
El bajó en seguida, y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
–Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor:
–Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.
Jesús le contestó:
–Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido. (Lc. 19, 1-10)
———- ooo ———-
Zaqueo, el publicano, recibe a Jesús en su casa: una casa que como tal aparecerá varias veces en el relato. Jesús se autoinvita: quiero hospedarme en tu casa. Los bien pensantes murmuran: ha ido a la casa de un pecador. Cristo responde a todos con una frase inequívoca: hoy ha llegado la salvación a esta casa. Somos también invitados a abrir nuestras casas al Jesús caminante, a acogerlo como lo hizo Zaqueo, a cambiar nuestra vida radicalmente –devolviendo cuatro veces-. Nada perderemos, al contrario, Cristo nos ofrecerá la alegría de la salvación.
Deja un comentario