Martes 19 de julio de 2011. 16ª Semana del Tiempo Ordinario
Lectura del santo Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó:
– «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo».
Pero él contestó al que le avisaba:
–« ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? »
Y señalando con la mano a los discípulos, dijo:
– «Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre. » (Mt. 12, 46-50)
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Parecen duras las palabras de Jesús dirigidas a su Madre. ¿Le dolieron estas palabras a su Madre, o entendió que su Hijo tenía que estar donde estaba, que esa era su misión? ¿Entendieron sus parientes que eran más importantes sus hermanos de espíritu? Los primeros seguidores de Jesús no se llamaban “cristianos”, sino “los hermanos”, o también “los que seguían el camino”. Nosotros, la Iglesia, somos ante todo una profunda fraternidad, apiñada en torno a nuestro hermano mayor, Jesús, el Primogénito.
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