Lectura del santo Evangelio según San Lucas
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:
–«¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron:
–«Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
–«¿Qué va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él. (Lc. 1, 57-66)
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Zacarías escribe el nombre y recobra la voz. El creyente va escribiendo constantemente con su vida, no con tinta y papel sino con la sangre del Dios vivo, coo diría San Pablo, el nombre grande de Dios: Jesús es el Señor. Bendito sea. Con él llega la salvación y conducirá nuestros pasos por el camino de la paz.
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