Martes 24 de abril de 2012. 3ª semana de Pascua

Lectura del santo evangelio según san Juan

 

En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús:

– « ¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: «Les dio a comer pan del cielo.»»

Jesús les replicó:

– «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.»

Entonces le dijeron:

– «Señor, danos siempre de este pan.»

Jesús les contestó:

– «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mi no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.». (Jn. 6, 30-35)

 

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Del pan de la multiplicación de los panes y los peces al pan de Dios que ha bajado del cielo. El milagro de la multiplicación es atractivo y por eso la gente sigue a Jesús. Pero se trata de un pan perecedero; por eso Jesús hace hincapié en que el verdadero pan es el que da el Padre del cielo. Es el pan de Dios que baja del cielo y da vida al mundo. Ante esa confesión de Jesús, la petición no se hace esperar: “Señor, danos siempre de ese pan”. Es lógica esa petición, como es lógica también la petición de la samaritana. Siempre se busca lo mejor y lo más perdurable. Pero Jesús pone rostro a ese pan diciendo: “Yo soy el pan de la vida”. Ya no hay hambre… ni sed.

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