Lectura del santo evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:
–Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron:
–Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?
El contestó:
–Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usando mí nombre, diciendo: «Yo soy», o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.
Luego les dijo:
–Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. (Lc. 21, 5-11)
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Volvemos a considerar la verdad de las cosas: lo que está llamado a permanecer y lo que está llamado a desaparecer. Desaparecerá el templo y su belleza; desaparecerán reinos, poderes, dominios y glorias, no importa si de hierro, de bronce, de plata o de oro; desaparecerán los imperios, no importa si económicos o tecnológicos: Todo será destruido. Sólo Dios es el Señor, sólo su reino es eterno, sólo a Él se debe la bendición, sólo a Él se debe el alma, el corazón y todo el ser. Sé fiel hasta la muerte, no pongas tu corazón en lo que no perdura, no des culto a quien no es Dios, y heredarás la corona de la vida.
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