Martes 30 de junio de 2016. Misa vespertina de la vigilia de la Solemnidad de S. Pedro y S. Pablo, Apóstoles

Lectura del santo Evangelio según San Juan

 

Después de aparecerse a sus discípulos y de comer con ellos, Jesús dijo a Simón Pedro:

— Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?

Él le contestó:

— Sí, Señor, tú sabes que te quiero.

Jesús le dice:

— Apacienta mis corderos.

Por segunda vez le pregunta:

— Simón, hijo de Juan, ¿me amas?

Él le contesta:

— Sí, Señor, tú sabes que te quiero.

Él le dice:

— Pastorea mis ovejas.

Por tercera vez le pregunta:

— Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?

Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó:

— Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.

Jesús le dice:

— Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras. Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.

Dicho esto, añadió:

— Sígueme.»  (Jn. 21, 15-19)

 

 

 

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Pedro es, después de Jesús, el personaje que más aparece en el Nuevo Testamento. Hoy comparte con Pablo esta solemnidad cargada de sentido eclesial. El Evangelio del día recuerda el vínculo estrecho que une la profesión de fe de Pedro con la investidura para la misión de ser signo visible de Cristo s través de la historia. Él será, por voluntad del Señor, un fundamento sólido, un camino para entrar en el Reino, un especialista en perdón y salvación. Junto a él está Pablo, cuya profundización en el misterio de Cristo alimenta nuestra fe. El ejemplo de ambos nos guía e inspira.

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