Lectura del santo evangelio según san Juan
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
– «Te lo aseguro, tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.
Nicodemo le preguntó:
– ¿Cómo puede suceder eso?
Le contestó Jesús:
–«Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.». (Jn. 3, 5a. 7b-15)
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Es probable que aquella noche hiciera viento. Jesús recibe la visita de una personalidad de Israel, Nicodemo, con el que habla en profundidad y, aludiendo precisamente al viento, evoca el Espíritu de Dios. Tanto en hebreo como en griego sólo hay una palabra para decir viento y espíritu. Cristo propone a Nicodemo nacer de lo alto, nacer de nuevo, regenerarse con el bautismo del Espíritu. Se trata de un don que se ofrece en la cruz de Jesús, como la serpiente levantada en el desierto; lugar donde Jesús muerto y resucitado, se revela como el salvador que da la vida eterna.
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