Cofradía de Nazarenos del Stmo. Cristo de las Misericordias, Sta. Mª de la Antigua y Ntra. Sra. de los Dolores

Como fruto de las inquietudes de un grupo de personas devotas de la imagen del Cristo de las Misericordias que se veneraba en la Iglesia Parroquial de Santa Cruz, surge la fundación de esta Cofradía, que ve sus primeras Reglas aprobadas en tiempos de Cardenal Spínola, concretamente el 13 de Septiembre de 1.904. El primer Cabildo celebrado tuvo lugar el 25 de Octubre del citado año, siendo su primer Hermano Mayor D. Francisco Pacheco y Núñez del Prado. Estableciéndose en estos estatutos su salida en la tarde del Martes Santo, se produce su primera estación de penitencia el 18 de Abril de 1.905 desde la Iglesia Conventual de Madre de Dios (calle San José), ya que el paso que le había sido prestado para la procesión – el del Duelo de la Hermandad del Santo Entierro -, no cabía por la puerta del templo de Santa Cruz. Compuesto por 111 nazarenos, salió el cortejo algo después de la siete y media de la tarde, presentándose el inconveniente de que las dimensiones del paso no le permitía transcurrir por la calle Segovia por lo que tuvieron que ser desmontados los respiraderos, y debido al retraso que ello supuso, la Cofradía se vio obligada a acortar el recorrido de acceso a la Carrera Oficial, a pesar de lo cual cuando llegó a la Catedral se encontró con las puertas cerradas, por lo que volvió al Convento de Madre Dios sin entrar en el templo metropolitano. En esta su primera salida contó con un solo paso en el que se contemplaba según diarios de la época el clásico Calvario, compuesto por la imagen del Cristo de las Misericordias que todos conocemos, la Virgen de los Dolores, realizada por Emilio Pizarro – actualmente advocada como Santa María de a Antigua -, que iba abrazada al madero, San Juan y las tres marías.

El segundo paso utilizado – ya en 1.906 -, fue el cedido por los Padres Escolapios y que había sido utilizado para que procesionara San José de Calasanz, siendo en este año cuando se incorpora al cortejo la capilla musical. Pronto aparecerían los primeros problemas económicos, hasta el punto de no hacer estación en 1.909, acordándose en Cabildo poner a disposición del Cardenal Almaráz la Hermandad para que ordenase lo que estimara oportuno. La respuesta del prelado animando a la Junta de Gobierno a seguir adelante, hizo renacer la ilusión de un principio, y como consecuencia de ello fue posible la salida en la Semana Santa de 1.910. En la del año siguiente, y tras restaurar y acortar en sus dimensiones el paso del Señor del Silencio adquirido a la Hermandad de la Amargura vuelve a procesionar el Martes Santo. Sin embargo, en este mismo año de 1.911, fallece el único hermano Mayor que hasta el momento había tenido la Cofradía, D. Francisco Pacheco y Núñez del Prado, iniciándose a partir de entonces un gran declive en la Corporación, que poco a poco hizo que prácticamente acabara casi extinguida.

Ya en 1.917, y viendo un grupo de feligreses la inactividad de la Hermandad en todos los sentidos, deciden reorganizarla y llevarla a un estado floreciente. A la cabeza de este grupo se encontraba el sacerdote D. José Sebastián y Bandarán, decidiéndose en Cabildo del 7 de Febrero del mencionado año que la Cofradía volviera a hacer estación. Hacía algún tiempo que la Hermandad se había planteado la construcción de paso de palio, y siendo intención de la Junta de Gobierno al parecer colocar en el mismo la imagen de la Virgen de los Dolores tras serle transformado su candelero, el Padre Sebastián y Bandarán, consigue del Cardenal Almaráz la cesión de la imagen de la Virgen de la Antigua Siete Dolores y Compasión, que había pertenecido a una extinguida Hermandad, y que se hallaba sin culto en la Iglesia Parroquia de la Magdalena. Esta imagen procesionaria a los pies del Cristo de las Misericordias colocada en la delantera del paso y mirando al frente en la Semana Santa de 1.920 y 1.921. Posiblemente la llegada de esta Imagen, según parece sin la aprobación del Cabildo perceptivo – al menos en las actas no se recoge -, originó una crisis interna en el seno de la Hermandad que dio lugar a dimisiones en cadena durante 1.920, dando lugar a la creación de una “Junta de Emergencia” que conseguiría, no sin enormes esfuerzos, que la Cofradía procesionara en 1.921. Finalmente, y tras devolver la imagen de la Dolorosa de la Antigua a la Magdalena, y abandonada momentáneamente la idea de hacer un paso de palio, la Hermandad vuelve a la normalidad.

Prueba de lo indicado últimamente, se estrena un magnifico paso para el Cristo de las Misericordias el Martes Santo de 1.922. El boceto fue encargado al arquitecto Aníbal González y Álvarez Osorio, siendo los trabajos dirigidos por su hijo Cayetano González Gómez, corriendo la labor de talla y ebanistería a cargo del hermano de Santa Cruz Manuel Casana, mientras que los faldones los confeccionaron los hijos de Miguel Olmo, y los candelabros de forja el taller de Magdalena y Compañía. Este paso, de estilo gótico, rodeado de pinturas alusivas a la pasión llamó poderosamente la atención en la Sevilla cofrade de la época. Coincidiendo con el estreno de las andas, se incorpora a la escenografía del paso una nueva Dolorosa, cedida por un feligrés de Santa Cruz llamado Fernando Ybarra Llorente, que procesionó colocada de espaldas al Crucificado en la delantera del paso. Esta imagen procesionó hasta año incierto, pero por documentación gráfica se sabe que ya había sido sustituida por la primitiva – obra de Pizarro -, en el año 1.926, siendo a partir de este año aproximadamente cuando se cambia la situación de la Dolorosa en el paso, situándose mirando al Crucificado, concretamente a su lado izquierdo.

Puede decirse que a partir de 1.922 comienza a consolidarse la Hermandad, que con los lógicos altibajos propios delas instituciones, vive por lo general momentos de esplendor, atravesando los tiempos de la república, guerra y posguerra sin efectos contrarios importantes. Poco a poco, la hermandad se engrandece con la incorporación de nuevos hermanos, se aumentaría el número de nazarenos, se crearía en la procesión el tramo de penitentes, y las hermanas participarían en la estación a partir de 1.947, sin vestir túnica, pero llevando un escapulario del Cristo de las Misericordias. Igualmente se va enriqueciendo el patrimonio, con nuevas piezas de orfebrería e insignias, mientras que en el ánimo de distintas juntas se aplazaban proyectos por el momento irrealizables, como la construcción de un paso de palio, y el construir un retablo para poder venerar en el interior del templo a la Virgen de los Dolores, que habitualmente permanecía en casa de un hermano.

Al poco de cumplir sus primeros cincuenta años de vida, retorna en 1.957 a la Hermandad aquella imagen de Dolorosa de la que ya dijimos que había sido cedida en 1.922 el feligrés Fernando Ibarra Llorente, y que ahora donaba para siempre. Ello supuso el guardar la primitiva Dolorosa realizada por Pizarro en las dependencias parroquiales, pasando a ser titular la nueva imagen de la Virgen que hasta entonces había sido venerada en un oratorio privado situado en la vivienda del Sr. Ybarra. Es a partir de estos años cuando la Hermandad de Santa Cruz aprovecha para acometer nuevos proyectos, consiguiendo por fin retablo para la Virgen (1.959), aumentándose los cultos y la solemnidad de los mismos; se continúa con el aumento de la nómina hermanos – 900 entre 1.958 y 1.959 -, y consiguientemente se eleva el número de nazarenos que llega a alcanzar la cifra de 250 por estos años; comienzan a participar el grupo de monaguillos de manera definitiva en la estación de penitencia (1.963), se crea la Bolsa de Caridad (1.962), se fusiona con la Hermandad Sacramental y Nuestra Señora de la Paz (1.966), se instaura la celebración del Via Crucis del Cristo de las Misericordias por las calles del barrio (1.971), se cuenta con la primera Casa de Hermandad (1.968), y se inicia la edición del Boletín de la Hermandad, que con el título “Misericordias”, vería la luz en Octubre de 1.970. Pero posiblemente el hito histórico que más repercusión tuvo en la Sevilla cofrade en general y entre los hermanos de Santa Cruz en particular, fue la decisión de construir por fin el paso de palio, que realizado por Emilio García Armenta en la parte de orfebrería, – a excepción de la candelería obra de los Talleres Angulo -, y en los bordados realizados por Guillermo Carrasquilla, esta obra de arte salió por primera vez en la Semana Santa de 1.965. Como consecuencia del estreno del nuevo paso, es modificada la imagen de la Virgen de los Dolores por Abascal Fuentes, y que posteriormente sería sustituida por otra, obra de Antonio Eslava Rubio que sale por vez el Martes Santo de 1.968. La imagen de la Virgen sustituida es entregada a la Parroquia del onubense pueblo de Bonares, donde continúa recibiendo culto.

En la década de los setenta del pasado siglo la Hermandad vive el buen momento que es general en prácticamente todas las cofradías de la ciudad. La de Santa Cruz, al amparo de su Casa de Hermandad inaugurada unos años antes, provoca la asistencia de hermanas y hermanos además de los cultos, a una vida social durante todo el año. Así se crea la tómbola de Navidad, se celebran reuniones, tertulias y conferencias, y finalmente se llenó de vida, entusiasmo y juventud con la creación de la cuadrilla de hermanos costaleros en 1.978. Igualmente se abordaron nuevos proyectos destinados a aumentar el patrimonio, acondicionándose un salón cedido por el párroco para permanente exposición de los enseres, que ya por aquel entonces – y desde algunos años antes -, comienzan a ser numerosos y valiosos. Pero sin duda, el proyecto más ambicioso de estos años fue la sustitución del antiguo paso de Cristo, que estrenado en 1.922, y ampliado posteriormente, adolecía ya de los achaques del tiempo. Así pues, el Martes Santo de 1.975, se estrena un nuevo paso, inspirado en el anterior, y conservándose para su iluminación los singulares candelabros de forja que se habían utilizado hasta entonces. El diseño fue de Antonio Martín, quien además hizo el trabajo de talla y dorado; Rafael Barbero hizo el apostolado de las esquinas; Gómez Millán la pintura de las tablas de las capillas representando escenas de la Pasión, y las monjas del Convento de Santa Isabel se encargaron de crear los bordados de los respiraderos. Casi al concluir la década de los setenta – en Octubre de 1.979 -. La Hermandad celebró su 75 aniversario fundacional, celebrándose entre otros actos litúrgicos y culturales, una procesión extraordinaria al Convento de Madre de Dios y al San José (las Teresas), en la que participó el paso del cristo de las Misericordias con el Crucificado y arrodillada a sus pies la primitiva Virgen de los Dolores, obra de Pizarro, que fue rescatada de las dependencias parroquiales.

En 1.982 pasa a regir los destinos de la Hermandad una Junta Gestora por decisión de la Autoridad Eclesiástica, y que permanecería hasta 1.986; en total cuatro años en los que los siete miembros que constituían esta Junta, y con la ayuda que le prestaron los hermanos de Santa Cruz, consiguieron con acierto que la Hermandad siguiera adelante hasta que se convocaron nuevas elecciones. Fue en este tiempo precisamente cuando se enriquece el formato del Boletín para acercarse en su presentación al que hoy se sigue editando, se construye una nueva parihuela para el paso de palio, y se reparan los varales y la crestería de dicho paso.

Hablando ya de tiempos recientes – los últimos 20 años -, las diferentes juntas de gobierno, del mismo modo que las que les precedieron y la Gestora, continuaron luchando – y lo siguen haciendo -, por el engrandecimiento de la Hermandad de Santa Cruz en todos los sentidos. En cuanto al patrimonio inmobiliario, se adquiere almacén para guardar los pasos y se construye la nueva Casa de Hermandad. Respecto al patrimonio artístico, citemos el cincelado de nueva candelería, llamador para el paso de Cristo, y un nuevo manto de salida para la Virgen; igualmente se bordaron broches y escudos en los nuevos faldones del paso de Cristo, se hizo nueva parihuela para el paso de la Virgen, , se cinceló en plata la nueva Cruz de guía y los cuatro faroles que la acompañan, se construye nuevo retablo para Santa María de la Antigua, se adquiere una hermosa saya y manto de camarín bordados para la Virgen de los Dolores. En cuanto a la conservación del patrimonio artístico , se restauran saya, estandarte, senatus, uno de los Simpecados de la Virgen de la Paz antiguos respiraderos y maniguetas del paso de Cristo, candelabros del paso de Cristo, la totalidad del paso de palio, los bordados de los paños de bocina, etcra. En la Acción Social se potencia la ayuda al pretaller de carpintería y al del taller de confección para mujeres necesitadas. Finalmente, en lo cultural se han promocionado todo tipo de actos, desde conferencias, conciertos, y visitas culturales, todo ello sin olvidar la formación espiritual y cofrade de los hermanos. Hemos de destacar asimismo la creación del grupo de hermanos acólitos que hoy por hoy constituyen todo un orgullo para la Hermandad de Santa Cruz.

Pero en estos últimos años, además de todo lo relatado han sucedido hechos de todo tipo, eventos, circunstancias – unas jocosas y otras complicadas -, pero que difícilmente puede vivir una hermandad en el relativamente corto espacio de dos décadas, así pues, y sin seguir un orden cronológico hemos de recordar el traslado en su paso de la imagen del Cristo de las Misericordias a la Catedral para estar presente durante varios meses en la exposición Magna Hispalensis celebrada en 1.992. Se sometió a labor de limpieza y construcción de nuevo candelero a la imagen de la Virgen de los Dolores, y se restauró la primitiva Virgen de los Dolores, actualmente advocada de la Antigua. Se sometió a una intervención reparadora ejercida por Ricardo Comas a la efigie del Cristo de las Misericordias, para años después trasladarla al Instituto Andaluz de Patrimonio Artístico para se restaurado en su talla y policromía. Se sufrió el cierre de la Iglesia Parroquial de Santa Cruz durante las importantes obras de consolidación, trasladándose la sede parroquial y la Hermandad a la aneja Capilla de la Escuela de Cristo. Se tomaron decisiones importantes, como devolver primero al culto, y después al paso a la primitiva imagen de la Virgen de los Dolores, , incluyéndola en las Reglas bajo el título de Santa María de la Antigua, Reglas que fueron redactadas de nuevo, y que entre otras novedades recogía la posibilidad de efectuar la estación de penitencia de las hermanas, igualándolas además en todos los sentidos con los hermanos. Y finalmente, entre el año 2.004 y 2.005 se celebró el centenario fundacional de la Hermandad, teniendo lugar gran cantidad de actos cultuales, tantos internos como externos, destacando como extraordinarios la salida en el llamado Santo Entierro Grande, y el devoto y solemne Via Crucis del Cristo de las Misericordias que contó con el rezo de una de las estaciones ante la Virgen de los Reyes. A la par fueron numerosos los actos culturales, y las distinciones a hermanos a hermanas sin olvidar a tantos y tantos miembros de la Hermandad desaparecidos t que son los auténticos artífices que la Hermandad de Santa Cruz haya llegado al presente plena de vida.

Texto: Fernando Yruela Rojas

Para mayor información, les remitimos al libro “Santa Cruz y el Cristo de las Misericordias” editado por LaMetrofox / Equipo 28, de venta exclusivamente en Mayordomía.

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