Ntra. Señora de los Dolores

Tras diferentes intentos fallidos de construir un paso de palio durante muchos años, por fin en Cabildo General Extraordinario celebrado […]
Nuestra Sra. de los Dolores

Nuestra Sra. de los Dolores

Tras diferentes intentos fallidos de construir un paso de palio durante muchos años, por fin en Cabildo General Extraordinario celebrado el 29 de Mayo de 1.962 se aprueba abordar este proyecto. Tras esta decisión, la Hermandad tiene que decidir dos cuestiones: qué Dolorosa procesionaria bajo palio, y si el Cristo de las Misericordias seguiría yendo acompañado en su paso por la imagen de su Madre. Llegado el momento, se tomó la determinación de que la imagen del Santísimo Cristo de las Misericordias debía procesionar en solitario sobre su paso, decisión en la que tuvo bastante peso la opinión de un antiguo hermano con conocimientos artísticos, quien argumentó que la imagen del Cristo luciría más en solitario. En cuanto a la segunda cuestión que se tenía planteada, no faltaron ofrecimientos de diferentes hermanos sobre dolorosas existentes en diferentes templos de la ciudad y la provincia, así como en algunos talleres de imagineros. Al final, se decidió modificar la Dolorosa que poseía la Cofradía – aquella que donara el Sr. Ybarra y que hasta ese momento procesionaba en el paso del Crucificado -, de forma que pudiera ser colocada en el nuevo paso de palio.

Para tomar esta decisión, se presenta en Cabildo de Oficiales la opinión del escultor Juan Abascal Fuentes, que aconsejó conservar la Imagen, la cual se podría acoplar para el paso de palio con una restauración y ligero retoque, así como cambiándole las manos. Posteriormente se amplía el informe de Abascal, quien manifiesta que ha estudiado para la imagen de la Virgen “… una más adecuada colocación de la cara, con lo que perderá la violenta posición que hasta ahora ha tenido, la cabeza construida con nueva cabellera simulada, nuevas manos y un candelero con el que se obtendría una presentación lo más apropiada” . El presupuesto por este trabajo ascendía a 10.500 ptas., siendo aprobado todo ello por los asistentes. En las vísperas de la Semana Santa de 1.964, la transformación de la Dolorosa ya estaba concluida.

El buen criterio usado por la Hermandad de no cambiar nuevamente de imagen de Dolorosa, se sostiene porque ya era hora de que la Cofradía tuviera una talla de la Virgen que perdurara en las retinas devocionales de los hermanos. Mucho más, cuando la Dolorosa de la que hablamos, ya llevaba varios años en su propio retablo, y había captado un cierto número de devotos.. Sin embargo, las cosas no salieron como la Junta pensaba, pues la Imagen que Abascal les devolvió, poco o nada tenía que ver con la que se le había entregado, lo cual es fácilmente comprobable con solo contemplar una fotografía de la obra antes de la intervención de y otra después de la misma. Podría decirse que más que una obra restaurada, el escultor entregó una obra de su propia autoría. Salió la imagen bajo palio el Martes Santo de 1.965 y el de 1.966, pudiéndose afirmar que desde un primer momento no resultó ser del máximo agrado de la mayoría de los hermanos, exceptuando si acaso a un reducido grupo de devotos de la Dolorosa, que estaban dispuestos a seguir siéndolo a pesar de los cambios obrados en la talla.

Ante esta circunstancia persiste la búsqueda por parte de hermanos individualmente o en grupo, de una obra del agrado de todos y que pudiera ser la definitiva Virgen de los Dolores. Se llega así a un Cabildo celebrado el 18 de Marzo de 1.966, en el cual se da cuenta de una serie de actuaciones de carácter privado que habían llevado a cabo algunos hermanos – entre ellos miembros de Junta -, dando como resultado que con permiso del Párroco de Santa Cruz se expusiera a la contemplación de quien lo quisiere, una imagen de la Virgen que se pretendía pudiera llegar a ser la Dolorosa titular de la Hermandad.

En búsqueda de la nueva Imagen, una persona relacionada con la Hermandad de Santa Cruz, y muy introducida en el mundo de las cofradías, hace saber a un grupo de hermanos que el escultor Antonio Eslava Rubio posee una imagen de Dolorosa que reunía las características iconográficas necesarias para ser titular de la Cofradía. El grupo de hermanos, debido a que no actúa en nombre d e la Hermandad acepta ver la obra, pero pide que ello se lleve a cabo fuera del estudio del escultor, para no crear ningún tipo de compromiso ni vínculo con Eslava. Así se hace, quedando el grupo en cuestión bastante satisfecho de la imagen contemplada. La obra, que había llegado a estar expuesta en unos almacenes de tejidos y confecciones de la calle Rioja, es llevada nuevamente a las dependencias parroquiales, donde es contemplada con resultado positivo por un determinado número de hermanos. Cumplido el requisito de dar a conocer a los hermanos la imagen, se celebra Cabildo el 18 de Marzo de 1.966, en el que se acuerda que “ …se cambie de Imagen cuando las circunstancias sean propicias.”. Es decir, que no es que se aprobara adquirir la imagen de Eslava, si no simplemente, como queda claro, cambiar de imagen en su momento.

De manera oficial, no se vuelve a tratar más sobre el asunto hasta algo más de un año después, ratificándose la decisión del cambio de Dolorosa, y dado que existen varias ofertas al respecto, se constituye una Comisión que desarrolle el proyecto. Sin embargo, la Comisión no llegó a actuar, ya que la opinión de una mayoría de oficiales solicita y consigue que se adquiriera la imagen de Eslava en el precio de 30.000 ptas. Tras aportarse amplia documentación complementaria – toda ella positiva –, en la que se recogían manifestaciones favorables efectuadas por notables miembros del mundo del arte, la cultura y las cofradías, en Cabildo General Extraordinario celebrado el 4 de Julio de 1.967, se aprueba la adquisición de la talla obra de Eslava. Traída la nueva imagen de la Virgen de los Dolores al seno de la Hermandad, fue bendecida el 25 de Octubre de 1.976, saliendo por primera vez en procesión el Martes Santo del año siguiente.

La actual imagen de Nuestra Señora de los Dolores, nos muestra un bello rostro con acusado llanto, mirada elevada, y cabeza ligeramente escorada a la derecha. Mide 165 cms. Recientemente ha sido tratada por Enrique Gutiérrez Carrasquilla, quien le ha construido nuevo candelero aumentando ligeramente su altura, igualmente limpió el rostro de la imagen cuya policromía se había visto afectada por el transcurrir de los años.

Texto: Fernando Yruela Rojas.

Para mayor información, les remitimos al libro Santa Cruz y el Cristo de las Misericordias, editado por Lametrofox/Equipo 28.

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