Martes 8 de octubre de 2013. 27ª semana del Tiempo Ordinario.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas

 

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:

–Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.

Pero el Señor le contestó:

–Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán. (Lc. 10, 38-42)

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Jesús ejerce su magisterio y la Iglesia “escucha” contemplativa y serena, atenta y devota; Jesús es un huésped, un forastero en una casa, y la Iglesia lo “atiende” y sirve con premura, con delicadeza, con amor. Dos dimensiones de la misma Iglesia, dos expresiones de ferviente amor y de adhesión sincera y profunda al único Señor. Al final, el Señor respeta y valora siempre el temperamento, las características personales, las cualidades de cada persona; no hay un solo modo de amarlo y de escucharlo; el modo de cada uno vale.

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